Crónica servicio social

Crónica sobre visita a las comunidades del municipio de Tlacotepec realizada por estudiantes de servicio social

El domingo 29 de marzo Anna Domínguez, Jimena Clavel, Karen Monroy y Sebastián Perlín, nos reunimos en la central de autobuses TAPO junto con Tomás Majlub para realizar un viaje hacia la sierra negra de Puebla. Partimos de la TAPO alrededor de las 7:00 am con dirección a la ciudad de Puebla. En la central de autobuses de Puebla nos reunimos con una colaboradora que ya había participado en la organización y que nos brindó información útil. Continuamos el viaje en camión con rumbo al municipio de Tlacotepec. Durante el viaje compartimos ideas, revisamos la información recibida, y afinamos los guiones para las entrevistas. Alrededor de la 1:00 pm arribamos a nuestro destino. Abandonamos el camión sobre la avenida principal del pequeño municipio, y a sólo unos cuantos metros, se encontraba el hotel; un hotel pequeño, sencillo con habitaciones amplias y cómodas. Una vez instalados nos dirigimos hacia el ayuntamiento, donde el gobierno municipal nos ayudó, brindándonos transporte. Antes de nuestra primera incursión en las comunidades conocimos a un miembro de la comunidad de San Antonio Zompantle, quien cooperaba con su municipio al portar un radio-comunicador de mano, con el cual mantenía comunicación con el ayuntamiento y otros, a fin de mantener trato constante. Tardamos alrededor de unos cuarenta minutos para arribar a la primera comunidad, llamada San Francisco Esperilla, establecida a las faldas de la Sierra, sobre un panorama seco, con poca vegetación.

Buscamos a la familia que había ofrecido albergue y equipo de radio-comunicación, pero no se encontraban en ese momento. Sin embargo, una joven de la misma comunidad gustosamente respondió nuestras preguntas acerca del funcionamiento y de utilidad. Posteriormente se agregó su hermano.

Al terminar nuestra investigación nos dirigimos a la siguiente comunidad llamada San Antonio Zompantle, la cual se encuentra a unos 10 minutos de la primera. Ahí conocimos al encargado del radio-comunicador, quien a pesar de su discapacidad se mostró muy responsable y comprometido con la causa.

A cada encargado se le entregó una libreta con instrucciones, en la cual deben archivar cada una de las llamadas hechas, recibidas, motivo, hora y fecha de la llamada.

Finalmente el día terminó con una tercera comunidad San Martín. En la cual fuimos recibidos por muchos niños.

Si bien el encargado no estaba presente, un hombre de la comunidad nos recibió y se ofreció a responder nuestras preguntas, pues sabía usar el radio, al igual que otras personas dentro de la comunidad. Él nos explicó que al realizarse la instalación, se convocó a una reunión de toda su comunidad para explicar las razones de la instalación de la radio, su uso, etc.

Tras dar testimonio de las instalaciones y verificar el uso correcto de los equipos regresamos al centro del municipio. Para ello pedimos un aventón a uno de los miembros de la última comunidad, sin embargo, primero tuvimos que echar a andar la camioneta.

El segundo día lo iniciamos temprano, a las 9:00 am. Nos dirigimos hacia la presidencia municipal, donde tuvimos que esperar un rato para obtener transporte. Finalmente el municipio dispuso de un  vehículo para movilizarnos hacia la primera comunidad del día, San Juan Sacabasco.

Se les hizo entrega, a los encargados de dicha comunidad, de documentación referente a los equipos y de la libreta para las anotaciones del equipo. Y tras la entrevista pedimos de favor a un aventón de regreso a Tlacotepec. Un camión de transporte se detuvo en la carretera y nos ofreció el contendor para que viajáramos.

Para el medio día acudimos al mercado de Tlacotepec donde comimos platillos populares de la zona. Por la tarde visitamos tres comunidades más, pero, a diferencia de las anteriores, éstas se encontraban en distintas locaciones. Para llegar a las dos primeras comunidades que visitamos durante la tarde se debía cruzar una barranca de unos diez metros de profundidad. Para ello debimos esperar a la directora del programa Alicia, así, junto con ella y un vehículo prestado por la presidencia municipal nos encaminamos a Piedra Hincada.

Piedra Hincada está rodeada por una barranca que los separa del resto de las comunidades y bordeadas por la sierra, por lo que en ocasión de lluvias y granizadas, usualmente quedan incomunicados. A diferencia de las demás comunidades su terreno es más duro, compuesto de roca y adornado con arbustos, magueyes y algunos árboles endémicos de las zonas

Al llegar a Piedra Hincada nos hallamos con que la familia responsable del radio-comunicador no se encontraba, así que seguimos nuestro camino hacia Palo Verde.

Palo Verde se encuentra a sólo unos minutos de Piedra Hincada donde entrevistamos a una señora que aprendió utilizar el equipo. También aprovechamos para platicar con el Sr. Nabor, quien es actualmente empleado del municipio de Tlacotepec. Este hombre cooperó con la organización en la instalación de los equipos y en su revisión.

De regreso a Piedra Hincada nos encontramos con la encargada del equipo de dicha comunidad, una mujer a la que le llama “La Jarocha”, pues es del estado de Veracruz. Platicamos con ella y con su esposo acerca del funcionamiento del radio y de las principales necesidades de la comunidad.

Estos equipos están todos conectados a un enchufe pero cuentan con una batería que les permite funcionar durante largos periodos de tiempo, y les da la oportunidad de comunicarse entre ellos (entre las comunidades con radios) y con el municipio.

Finalmente en el ocaso del día, visitamos la última comunidad ubicada en dirección opuesta a las anteriores, Colonia Reforma. Esta comunidad se encuentra a unos 15 minutos de la presidencia municipal. No se encuentra en la Sierra sino en la planicie. El camino hacia aquella comunidad está rodeado de sembradíos, árboles y casas.

En todos los casos se les hizo una entrevista referente al uso y funcionamiento del equipo, de sus principales necesidades y se les hizo entrega de documentación. El propósito de este viaje, o mejor dicho, practica de campo, era reunir información sobre el uso y funcionamiento de los equipos, recabar material para la divulgación del proyecto y, sobre todo, dar testimonio de lo que la organización ha hecho.

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